Maracana-1950

30 de enero de 2007

Osvaldo

Se cumplen ahora diez años de la muerte de Osvaldo Soriano, un escritor argentino muy popular en su país y que, desde su primera novela, “Triste, solitario y final”, fue traducido a varios idiomas, vendiendo un millón de ejemplares.

Supe de él hace unos meses, en la visita que efectué al barrio porteño de Santos Lugares. Un amigo me contó que su popularidad se debía en gran parte a que había escrito muchas cosas de fútbol, y tomé nota de unas cuantas de sus obras. Cuando busqué esos libros, no los encontré, y sin embargo me hice con otros, el mencionado más arriba, y también “Una sombra ya pronto serás”, que fue llevada al cine. Me han parecido muy entretenidos, sobre todo este último, y con una descripción muy concienzuda, y, humildemente, creo, acertada, de la personalidad de los argentinos.

Cuando ayer, echando un vistazo a la edición por Internet de Clarín, supe de este aniversario, sentí ganas de escribir un poco sobre él. Me resulta difícil, ya que sé muy poco, quizá nada: fumaba como un desesperado, le encantaban los gatos, era nocturno como ellos, hacía vida sedentaria, también como algunos de ellos, los que se lo pueden permitir, y era hincha de San Lorenzo. Algunas de estas cosas se adivinan fácilmente leyéndole. Le llamaban “el gordo”, y por las notas que he consultado, debía de ser alguien muy cercano en el trato. Parece que los puristas no le tienen como un gran escritor. Defendió los derechos humanos, y murió joven, con poco más de cincuenta años, de cáncer de pulmón.

Su mejor gol fue su hijo Manuel, que, a la muerte del padre, dejó junto a él una lagartija recién fallecida, guardada en una cartita. Ese animal era muy querido por el chaval, y quiso que se fueran juntos al cielo.

He encontrado un par de frases suyas, que me han parecido geniales, con la temática del fútbol y la literatura de fondo, y con las que cierro este pequeño homenaje:

“Mi recuerdo más grato de la escuela es haber jugado en el equipo de la escuela.”


“Aunque suene ridículo en el ámbito intelectual, yo querría haber sido jugador de fútbol. Recibir el aplauso del público en vez de terminar en un cuarto cerrado, tecleando solo, sin más gratificación que la propia escritura. Para mí no es placentero escribir, sino sólo terminar de hacerlo".