Maracana-1950

29 de enero de 2007

Ronaldo

Por la puerta de atrás, y sin que parezca importarle demasiado. Tampoco le ha incomodado mucho no comerse el mundo, teniendo capacidad de sobra para hacerlo. Se ha conformado con unos cuantos bocados, cada vez más espaciados, cada vez más mezclados con lesiones, con rachas negativas...

Su llegada a España revolucionó nuestro fútbol. Seguramente la irrupción más poderosa de un futbolista en los últimos años. Era un vendaval, y daba toda la impresión de que cuando se le metía en la cabeza meter un gol no había quien lo parara. Quedan algunas muestras en video para la historia.

Pero, mal aconsejado, y posiblemente también mal cuidado por un insensible Núñez, decidió irse a Italia a ganar mucho más dinero. Empezó bien, pero luego llegaron las lesiones. Quedan en la retina algunas imágenes muy duras cuando su rodilla parecía de cristal.


En el Real Madrid renació, y marcó un montón de goles importantes. Volvía a sembrar el pánico entre los rivales. Pero, poco a poco, fue haciéndolo menos. Y tampoco le dejaban hacerlo. Ni el entrenador, ni las dichosas lesiones musculares, fruto seguramente de una mala planificación, de la que él tiene mucha culpa.

Ahora se va, despreciado por el sargento Capello, para el que la disciplina lo es todo. Está en su derecho, pero también yo de decir que el fútbol que le gusta al italiano es una basura.

Entre medias, menos títulos de los que cabría esperar. Ninguna Copa de Europa. Pero tampoco le atormenta. Ha sido dos veces campeón del mundo, ha vivido como un rey y se lo ha pasado divinamente.

Se va un buen chaval, algo indolente y más interesado en vivir bien que en pasar a la historia. Pero me da pena que no le volvamos a ver por aquí.

1 Comments:

At 06 febrero, 2007 18:42, Blogger Pedro said...

A mí me da mucha pena que se vaya. Me sigue pareciendo un delantero determinante - bastante más que los que se quedan en el equipo blanco -. Se ha ido porque el entrenador es imbécil, nada más.
Maradona no hubiese jugado nunca con Capello. Ni Puskas, ni Mágico González, ni Romario... eso sí, Pizo Gómez se hubiese hartado.

 

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