Davis Cup

La eliminatoria frente a Suiza en principio prometía mucho. Federer y Nadal, la clase y el empuje, el duelo por excelencia, frente a frente. Pero el primero, por encima del bien y del mal (puede permitírselo), no suele jugar para su país, así que la duda que nos quedaba era saber si el número 2 de los helvéticos, Wawrinka, con buena posición en el ranking, y la pista rápida que nos iban a poner serían motivo suficiente para caer de nuevo fuera de casa a las primeras de cambio.

Wawrinka se lesionó el día anterior a empezar a competir, así que la cosa ya parecía resuelta, pues el resto de jugadores suizos bajaban mucho de nivel.

Pero Nadal también cayó. No es la primera vez, y este pedazo de deportista hace un desgaste excesivo que esperemos no le pase factura en el futuro.

Así pues, Verdasco, Ferrer y Feliciano se la jugaban. El madrileño perdió el primer punto, mostrando de nuevo sus virtudes y defectos. La bola le corre como a nadie, pero luego falla muchos golpes, y no transmite nada de continuidad. Me parece milagroso que esté tan bien situado en las clasificaciones, no le veo nivel para ello.

Ferrer, sin jugar demasiado bien, ganó a un rival modestísimo, así que el doble parecía decisivo. Ahí si que se fajaron Verdasco y Feliciano, se dejaron el alma y convirtieron el partido en un duelo increíblemente emocionante. La victoria, aparte de importantísima de cara a la eliminatoria, debe dar moral a estos dos jugadores para afrontar con más confianza compromisos en el futuro.

Y finalmente Verdasco se convirtió en el héroe de la eliminatoria al vencer el cuarto partido, ante el mismo rival que Ferrer había ganado el viernes.

La lectura que hago es que sin Nadal somos demasiado frágiles, y que los jugadores que tenemos, con buen ranking en general, deben mostrar un poco más de nivel cuando salimos de casa.