Maracana-1950

25 de agosto de 2006

Señor Presidente

Decir que a Laporta le importa algo la selección española sería exagerar. Le da exactamente lo mismo y no creo ni que vea sus partidos. Pero debería atenerse a las reglas del juego, sobre todo cuando está dentro de él, y no buscar trampitas. En todo este asunto Xavi y Puyol han tenido una actitud no condenable, pero tampoco han salido fortalecidos. Cuando Laporta llegó al cargo prometía mucho, pero tiene detalles feos, dentro de una buena gestión deportiva. Su excesiva catalanidad le aleja de los barcelonistas que no viven allí, y eso no es una buena noticia. Ahora dice que para los próximos años apuesta por un Barcelona más poliédrico. Quizá sea buena idea, pero no sé que significa.

Ramón Calderón dijo que se quedaría con todo lo positivo de la era de Florentino, y que mejoraría sus errores. Ha fichado a Diarra tras conseguir que el jugador se declarara en rebeldía, táctica frecuente del anterior presidente. Debe ser que esa era la parte buena de la anterior junta directiva.

Lamikiz no hizo nada por mantener a Valverde en el cargo, tras un año de muy buen fútbol en San Mamés. Hizo una apuesta personal, Mendilíbar, que había hecho un buen trabajo en el Eibar pero que no tenía experiencia en primera. Le salió mal y volvió a lo seguro. Clemente le salvó del descenso, pero no se lo ha agradecido. Dispuesto a volver a sacarse a un entrenador de la chistera, ahora ha contratado a Sarriugarte. Ya le veo a mediados de temporada tanteando a Sarabia.

Quique Flores echa del entrenamiento a Kluivert. No entendí ese fichaje el año pasado, teniendo ya a Villa, y siendo un jugador en clara decadencia, y con problemas por sus salidas nocturnas. No jugó casi nada en todo el año. Ahora el Valencia ficha a Morientes, otro nueve claro, pero Kluivert sigue allí. Eso sí, humillado. Juan Soler, el presidente, está dispuesto a pagar 24 millones de euros por Joaquín. A eso le llamo yo fichar caro.