Fuera

El Barcelona cayó ayer eliminado ante un rival que fue superior, sobre todo en una primera parte en la que le pasó por encima de manera casi vergonzante. Los reds sólo dudaron en los últimos minutos, fruto del cansancio y del tanto de Gudjohnsen, pero está claro que este año no tocaba.

Los primeros minutos fueron indicadores de lo que iba a suceder. Los azulgranas movían la pelota inútilmente en su campo, pero no podían pasar al contrario, ya que en cuanto lo hacían la presión provocaba que la perdieran, y les venía un contraataque, con el pelirrojo Riise entrando por todas partes. Parecía que sólo había jugadores rojos en el terreno de juego. Rijkaard insistió con el 3-4-3, lo cual en este caso no fue positivo. Pocos defensas para las acometidas inglesas, un centro del campo descolocado, con Iniesta escorado, donde no hace daño, y por último, y de eso el entrenador holandés no tiene la culpa, tres tímidos delanteros sin pedir la pelota, sólo Messi lo intentaba, aunque con enorme lentitud y desacierto. Ronaldinho, igual que en Sevilla, no asumió su papel (espero que le den un toque, y pronto), y Etoo, por desgracia, dista mucho de estar al cien por cien. Ciertamente, pensaba que el camerunés andaba mejor. Si el Liverpool aguantara noventa minutos a ese nivel no le ganaría nadie. Y menos este Barsa. En el descanso estaba desolado, no había ninguna opción.

Pero jugar noventa minutos a ese ritmo es imposible, y la presión en el centro del campo bajó, con lo cual Xavi, Deco e Iniesta pudieron hacer algunas combinaciones. Salió Giuly, que al menos lo intentó varias veces, con regular resultado. El partido se jugaba más en campo inglés, y los contraataques ya no eran tan peligrosos. Pero no parecía que la eliminatoria corriera peligro, algún tirito sin mucha intención y poco más. Entonces llegó el tanto del islandés, que había salido por Thuram en un intento valiente del entrenador, y que esquivó por milímetros el fuera de juego, y en la jugada siguiente pudo marcar Ronaldinho, pero tiró flojo. Quedaban quince minutos, y no sé si lo más triste fue ganar sin merecerlo, o no ser capaz de morir en el área rival.

Me llevaría a ciegas a Benítez a la selección española. Plantea los partidos a la perfección, no importa que su equipo no tenga muchas estrellas, lo que prevalece es el bloque. Sitúa a sus jugadores en el sitio exacto, y ellos saben lo que tienen que hacer en cada momento.

Del resto, el Valencia aguantó el resultado y pudo por fin vengarse del Inter, el Chelsea remontó pero no anda nada bien, y la Roma dio un zarpazo que podía esperarse, no era fácil que cayesen los dos italianos.