Maracana-1950

12 de julio de 2007

Anclado


Mientras Argentina vapuleaba a México (le metió tres, y otros tantos le pueden caer a Brasil), yo sigo, fiel a mi estilo, anclado en el pasado, en la otra semifinal. He leído esta mañana una crónica que me ha gustado mucho, del periodista especializado en fútbol internacional, Ladilslao Moñino, acerca de los enfrentamientos entre Brasil y Uruguay. El primer párrado dice:

"No importa que un fútbol creciera hasta ganar cinco Mundiales, que no cese de parir a los mejores jugadores del mundo, y que el otro, el charrúa, se estancara en el mito de la camiseta y de Obdulio Varela. A Brasil le bailan las rodillas cada vez que vislumbra de cerca la celeste. Es la inmortalidad del Maracanazo, que todavía sigue atornillado en la mente de los jugadores brasileños. La leyenda y la literatura sobre aquel fatídico 16 de julio de 1950 han creado una pesadilla de tal calado que se transmite de generación en generación y todas temen sumarse a aquella tragedia con una nueva derrota ante Uruguay."

Mientras continúe ese espíritu, tendré esperanza.
Viva la celeste siempre.