Maracana-1950

25 de abril de 2008

A una carta


Primer asalto de las semifinales de la Liga de Campeones. Son las mismas que el año pasado, salvo en una cosa. El Barcelona sustituye al Milán. El resto, todos de las islas. En aquella ocasión los italianos fueron más listos que los ingleses y les doblegaron sin excesivos problemas. Ahora no será tan fácil. Los azulgranas no andan sobrados y el empate a cero de la ida no sabe mal del todo a sus aficionados, los cuales se temían lo peor y ahora al menos sienten que pueden tratar de tú a tú al gigante británico.

Todo el mundo en el club sabe que la única manera de salvar la temporada es llegando a la final europea. El Barcelona lleva un año deplorable, en la que no ha vencido ni uno solo de los partidos decisivos que ha disputado frente a rivales de entidad. En Liga ha fracasado siempre en su intento de persecución al Real Madrid. Las lesiones, la desidia, Ronaldinho… Todo ello ha convertido el torneo de la regularidad en una tortura inacabable para los de Rijkaard. La Copa fue un largo camino que acabó igual que los años anteriores: en las semifinales. En Europa, en cambio, la trayectoria es buena, pero en cierto modo ficticia: hasta ahora no se había enfrentado a equipos aspirantes al título.

Por tanto, todo se juega a una carta. La importante inversión del verano pasado habrá sido buena si en Old Trafford se da el do de pecho. Henry tiene la gran oportunidad de resarcirse, y de callar la boca a los que, como yo, pensamos que su fichaje llegó tarde, y que tan solo era un golpe de efecto de Laporta tras perder la Liga pasada. Inglaterra es un escenario ideal para él, y una gran actuación compensaría el esfuerzo económico del club el verano pasado. Milito, Abidal, Touré, han tenido un año complicado. Del argentino cabía esperar un poco más (por ejemplo que no hiciera manos absurdas), el francés se ha venido abajo físicamente, tras un prometedor inicio, y el marfileño ha sido el mejor de los tres. Un buen medio centro, muy aprovechable, y con un tremendo pundonor, que está jugando lesionado.

Pero no sólo hay que mirar a los nuevos: ¿Qué ha sido del Deco que llegó a España? Su indignante temporada puede salvarse un poco, tan solo un poco, si el próximo martes hace el partido del año. Iniesta tampoco está eximido de responsabilidad por ser de la cantera. Lleva un año demasiado gris para la calidad que atesora, y el juego de ataque del equipo se ha visto seriamente mermado sin su talento. Messi alterna partidos enormes con otros malos, y entre medias se lesiona. De Zambrotta no voy a esperar nada ya a estas alturas. Otros, para mí, sí han cumplido: Valdés, al que se le critica para mí en exceso, Puyol, aunque no esté a su mejor nivel, Xavi, que me causa sensaciones contradictorias, pero que siempre está ahí cuando se le necesita. Aunque la única noticia realmente alentadora ha sido la irrupción de Bojan.

Orgullo. Esa es la palabra clave. El de muchos aficionados, heridos ante tantas derrotas en tan poco tiempo. Y sobre todo, el de los jugadores, que si lo tienen deberán mostrarlo por fin. El martes a las nueve menos cuarto estaré atento a la televisión, porque quiero comprobar si ese equipo merece la atención que recibe. El año en noventa minutos. Suerte.