Conjura blanca

La prensa blanca temblaba. Fuera de la Champions, y de la Copa del Rey, aunque a ésta no le dan mucha bola, temían que su equipo no fuese capaz de ganarle al Nástic. Eso habría supuesto la hecatombe. Marzo es muy temprano para empezar a marear al personal con fichajes absurdos. Pero si el Real Madrid llega a quedar fuera de la Liga, no hubiese quedado más remedio. Cada día un titular, tratando de llamar la atención de un aficionado desencantado. Ya me los estoy imaginando: “Cristiano Ronaldo, en rebeldía en Manchester. El portugués, loco por jugar de blanco, discute con Ferguson”, o “Posible trueque Kaká Cannavaro”, o “Lampard, busca piso en Madrid”, o “Descubrimos la lista negra de Pedja. Al menos 15 jugadores causarán baja”, o “Calderón seduce a Messi”, o “Cesc, a un paso”, o “Robenn, en la agenda”. Claro, la capacidad de imaginación aunque buena es limitada, y estar así un mes vale, pero de Marzo a Junio es otra cosa. Además, no se puede hablar de otro tema. Si juega la selección, aunque sea un partido casi definitivo en esta ocasión, apenas lo convierten en noticia, y sólo abren el periódico con ella el mismo día del duelo, y el siguiente, pero la semana es larga y la roja no engancha para comprar cada día el diario. Nadal, Fernando Alonso, sirven también esporádicamente, nada más que eso.

Por tanto era absolutamente necesaria la victoria. La conjura blanca ha dado resultados. Un dos a cero contra diez, ante un rival modesto, al cual no le permiten jugar con un cedido, y gracias a un gol que, lo siento si me equivoco (sólo vi una repetición) me generó dudas sobre la posición de Robinho. Da lo mismo. Ustedes pueden seguir escribiendo páginas y páginas, lo de menos es que no se juegue un pimiento, que el equipo sea incapaz de hacer un buen partido en casa, que Capello sólo juegue con defensas y delanteros, que el sistema sea presionar para robar la pelota, y que una vez que la tienes, no saber qué hacer con ella porque el objetivo era sólo arrebatársela al contrario.