Genio! Genio!

Veintiún años hemos tenido que esperar para ver repetido el gol de Maradona, pero con otra camiseta. No había nacido Messi aún. Pero Lionel ha debido de ver muchas veces la acción, porque cuando recibe la pelota, en una zona del campo muy cercana a donde lo hizo Diego, y se quita magistralmente de encima a los dos primeros defensas, da la impresión de que ya es consciente de que ese inicio de jugada ya lo ha vivido y que tiene la oportunidad única de emular a su compatriota.

Messi, que parece más rápido, tarda sin embargo más tiempo en completar la acción (once segundos largos, uno más que Maradona). Y le pega más veces a la pelota (me han parecido ver 13 toques, a Diego increíblemente sólo le hicieron falta 10). Pero la similitud es total, hasta en el último momento, después de quitarse de encima al portero, los dos están a punto de echarlo todo por la borda. A Maradona casi le quita la pelota el defensa, e incluso en un primer vistazo no se ve claro quién es el último en pegarla, y Messi ayer se adelantó un poco el balón, y sólo su rapidez endiablada le permitió alcanzarlo de nuevo.

Durante un tiempo tuve la ilusión contenida, o el sueño alucinado, de asistir a una jugada así de magistral en un partido decisivo de la selección. Cuando Raúl irrumpió dando puñetazos en nuestro fútbol, pensé que él podría ser capaz. Ya lo veía gambeteando brasileños en la final de la Copa del Mundo, dejando atrás por fin todas las frustraciones pasadas y marcando el tanto que nos llenara de gloria para siempre. El país patas arriba. La gente enloquecida. Aznar y Zapatero morreándose. Los sueños son así.

Ayer me hubiese conformado con poder narrarlo. Cuando Messi se plantó delante del portero, y mientras lo regateaba, con un micrófono en la mano no habría dudado en rememorar aquellas frases de Víctor Hugo Morales que tantas veces hemos escuchado, y me hubiese puesto a gritar: Genio! Genio! Genio! ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... y Goooooool... Gooooool...