La Liga en medio minuto

El desenlace de esta liga, la más emocionante que recuerdo, parece sin embargo escrito y sentenciado desde hace tiempo, porque si no es difícil de entender la cantidad de partidos que han cambiado de resultado en el instante final. Cuando a falta de escasos dos minutos el Madrid empataba en Zaragoza, y con los precedentes de las últimas jornadas, no hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que ahí no se acababa la historia. O empataba el Español, como así ocurrió, o en el descuento llegaba el tercero de los blancos. Tengo la casi certeza de que si Tamudo no silencia el Nou Camp, el cabezazo final de Diarrá hubiese ido un metro más abajo y habría sido gol.
El caso es que el Real Madrid ya lo tiene casi todo para ser campeón. No parece posible, con los problemas que ha superado, que el Mallorca, sin Ibagaza además, le vaya a ocasionar problemas. Quizá incluso no haga falta esperar a los minutos finales.
Arbitralmente, la jornada ha dado que hablar. Messi marcó un tanto con la mano, al estilo Maradona, que sirvió para empatar el partido a uno. A Helguera le pitaron un penalti, tan dudoso que dependiendo de los colores con los que se mire parecerá o no, pero creo sinceramente que hay mano voluntaria. Undiano es una garantía como árbitro y debemos respetar su decisión. Y el Sevilla, que no jugó bien, se quejó de dos posibles penaltis, sólo he tenido la oportunidad de ver uno de ellos, a Luís Fabiano, y creo que hay derribo. Si los andaluces hubiesen ganado, ahora mismo habría un triple empate, y un montón de suspicacias para entretenernos durante la semana.
Aunque a final de temporada habrá que analizarlo con más calma, se pueden ya ir haciendo algunas consideraciones. El Barcelona no merece ser campeón, porque ha fallado siempre en los momentos decisivos, y además en todas las competiciones que ha disputado. Pero el desenlace es demasiado cruel para los azulgranas, parece como si estuviera pagando la suerte que tuvo en las ligas de Tenerife o en la del famoso penalti de Djukic. Por otro lado, Calderón, que decía que copiaría lo mejor de Florentino, quedó muy lejos de su saber estar saltando al campo como si ya fuera campeón. Se puede llegar a entender, por la emoción del momento, pero esa acción era más propia, por ejemplo, de Lorenzo Sanz.
También quiero destacar a los goleadores de esta jornada: Van Nistelrooy y Messi, para mí los dos mejores de la Liga, junto a todo el bloque del Sevilla. Cada uno a su manera, han mantenido arriba a sus respetivos equipos.
Y por último, pienso que si Calderón estaba decidido hace un par de meses a fichar a Schuster, no debería cambiar de opinión ahora.

Tanta emoción hubo por el título, que no se ha podido paladear del todo lo que se cocía en la zona del descenso. El Osasuna le hizo a la Real el favor que la semana anterior le había negado, metiéndole tal paliza al Betis que Luís Fernández ha sido cesado a falta de una jornada. El Villarreal, en plena forma, le ganó a un Athletic que si no baja no es porque no haya hecho méritos. Pero la Real Sociedad no lo supo aprovechar, ni siquiera con el penalti que dispuso a poco del final y que Savio no acertó a marcar. Así que los donostiarras, que podían haber puesto en un puño la zona baja, siguen con pie y medio en segunda. El Celta ganó a un Atlético cuya irregularidad es inconcebible, y llega a la última jornada con bastantes esperanzas de salvarse.

Fuera del fútbol, ha habido muchas noticias, pero por encima de todos hay que destacar a Rafael Nadal, que ha cosechado, a sus veintiún años, su tercer Roland Garros, torneo (no es el único) en el que está imbatido. Es tal la admiración que siento por él, que nunca se me ocurren calificativos que me parezcan suficientes para alabarle. Lo único que puedo decir es que a esa edad ya está a la altura de gente como Induráin, Ángel Nieto, Ballesteros, Santana, Bahamontes, Fernando Martín, o el mismo Fernando Alonso, otro crack. Ha vuelto a hacer un torneo impecable, perdiendo sólo un set, y eso que ha tenido rivales muy duros, y sigue sin dejarle ganar a Federer lo que el suizo más desea.

En baloncesto, tras un fin de semana intensísimo, todo queda como estaba. Habrá quinto partido en las dos eliminatorias, que están resultando un gran espectáculo. El Real Madrid es favorito ante un Juventud que vendrá tocado física y mentalmente, después de haberse visto ya casi en la final, y la otra semifinal es más dudosa, ya que los dos equipos están parejos. Pero el Tau tiene el factor cancha a favor. Impresionantes Scola, Prigioni, y, por el lado culé, Lakovic, con clase para aburrir.

Del motociclismo destaco la carrera de moto gp, según los entendidos la mejor del año, con un duelo muy interesante entre Stoner, Rossi y, en menor medida, Pedrosa. Pero no acabo de entender que los entrenamientos de este deporte, que se disputan en sábado, sean los suficientemente importantes para que se televisen por la primera cadena de televisión española, que nos fríe machaconamente con este deporte, exagerando un poco su importancia, de la que no dudo. Por cierto, Lorenzo ganó otra vez, lo cierto es que anda bastante sobrado y es una pena que acabe sus carreras con espectáculos tan grotescos, con la dichosa banderita.

Alonso, que no falla casi nunca, acumuló ayer unos cuantos errores, en una carrera tremendamente accidentada, en la que Kubica rozó la tragedia al estrellarse contra un muro. Ganó Hamilton, el ídolo inglés, que se presenta como el gran rival del asturiano. Ojo porque tarde o temprano van a saltar chispas, bastará con que Fernando se caliente un día, y ese momento parece cercano.

Y en fútbol internacional, Boca y Gremio disputarán la final de la Libertadores. Los de Buenos Aires le remontaron al Cúcuta colombiano los dos goles que traían de la ida, bajo unas condiciones atmosféricas adversas. Y en Argentina ya hay campeón, San Lorenzo no perdonó el primer match ball y le endosó cuatro al Arsenal, así que Ramón Díaz ha triunfado, tomando a un equipo a la deriva y devolviéndole a lo más alto.