Maracana-1950

27 de marzo de 2008

Duro invierno


Llevo tiempo sin escribir en el blog, y es que algunas tareas me están impidiendo dedicarle más atención. El número de visitas ha bajado, quizá fruto de ello, pero también por el lógico cansancio que produce leer siempre a la misma persona, escribiendo más o menos sobre los mismos temas. Unos amigos planean proyectos nuevos, también relacionados con Internet y con el fútbol. Quién sabe, quizá por ahí habrá que continuar.
Mientras, la Liga se acerca vertiginosamente a su desenlace y la Copa ya tiene finalistas. Escribiré un poco sobre todo ello:

En la competición de la regularidad, y tras unas semanas de debacles continuas en Madrid y Barcelona, se llega a un punto de máximo interés, lo que es un dato positivo, ya que a falta de buen fútbol, la emoción es lo que queda. Los blancos comenzaron la temporada mezclando partidos en los que ganaban sin hacer apenas nada (fueron los más) con otros (pocos) en los que mostraban una superioridad aplastante. Aquello nos despistaba a todos. Ahora, las lesiones, la acumulación de partidos, y cierto cansancio que parece provocar el propio Schuster (¡qué mal tipo es!), han ido mermando a la plantilla, que ya no parece capaz de superar adversidades. Los medios blancos comienzan a marear la perdiz con fichajes, incluso se cuestiona la continuidad del técnico alemán, y el hombre más importante de la plantilla (Van Nistelrooy) decide operarse por libre... Pero ojo, porque si quieren ganar la Liga ya no pueden seguir perdiendo. Si no es el Barcelona, será el Villarreal el que se le eche encima, porque ahora le persiguen dos. En Europa ya no tienen tiempo: otro año sabático para el mejor club del siglo pasado. La Roma, que no parecía un escollo imposible, le ganó allí y aquí.

Los azulgranas están completando una temporada esperpéntica, en la que no han ganado todavía un partido de verdadero mérito. El auténtico protagonista es el brasileño Ronaldinho, que lleva meses y meses tratando de ponerse en forma (¿para eso no estaba la pretemporada?). Dicen que sale, que bebe... Todo ello, de ser cierto, sería una vergüenza y un insulto al club que le paga y a la afición que con tanto cariño le ha tratado siempre. El Barcelona lleva años padeciendo lesiones, muchas más que su rival de la capital, y ahora mismo tiene a varios jugadores en el dique seco. Pues bien, en un momento así de difícil, el que se supone que debe liderar al equipo anda por ahí de farra. Esto es una afrenta al club. Laporta no ha sabido reaccionar, y cada día que pasa le veo más incapaz. Hay quien dice que usa al brasileño de parapeto, para que todas las culpas caigan en él. Tal vez, pero yo le doy más importancia a que si hubiese abierto los ojos cuando debía, le habría vendido el verano pasado, por un buen puñado de dinero. Ahora, otra vez, toca vender barato, un mal endémico del fútbol español, por no hacer los deberes a tiempo. En eso, como en otras cosas, deberíamos aprender del fútbol italiano. Pero en Barcelona pasan más cosas: ¿Qué hace Txiki? Como jugador era inteligentísimo, nada que ver con la impresión que da ahora. Parece no hacer nada, al menos nada bien. Por otra parte, Deco y Márquez, dos de los puntales del gran equipo de hace tan solo dos años, llevan tiempo que pasan de todo. Juegan un partido de cada cinco, siempre andan medio lesionados, su implicación es nula. Una pena, porque fueron verdaderos baluartes en su momento. Y se me ocurren más nombres: ¿alguien recuerda algún partidazo de Zambrotta? Si el italiano pusiera la mitad del interés que muestra con su selección, con la que hasta mete goles, quizá se habría ganado algún partido más. Se irá pronto, y al día siguiente nadie le recordará, esa es la huella que va a dejar. En esta situación, Rijkaard debe abandonar la nave: su mensaje se agotó hace tiempo, posiblemente allá donde vaya pueda comenzar con garantías otro proyecto.

El partido de Copa entre Valencia y Barcelona fue un claro ejemplo de lo que está siendo la temporada para los azulgranas. Apáticos, esperando no se sabe qué. Al final apretaron un poco, y daba la impresión de que por poco que hicieran pasarían la eliminatoria. En Liga les ha pasado un montón de veces, sobre todo en los partidos de fuera de casa. Se adelantan en el marcador, luego se echan para atrás, cometen alguna estupidez y acaban perdiendo o empatando. Esa actitud, que va un poco con la idiosincrasia del club, algo indolente de siempre, acaba desesperando a sus aficionados, a los que les resulta imposible identificarse con un equipo que parece no mostrar excesivo interés en ganar partidos y torneos. El tramo final del partido de Valencia, con los jugadores ches tirándose sin que les rozaran y Mejuto pitando siempre falta, y demostrando de paso lo mal árbitro que es, acabó por desquiciar a más de un culé. No se jugó nada en el descuento, porque Mejuto no quiso. Y durante el partido tampoco, porque el Barcelona tampoco lo quiso.

Seguiré escribiendo, cuando pueda, o cuando me vea lúcido para ello. Gracias a los que dediquen parte de su tiempo a este blog.

6 de marzo de 2008

El puñetazo


Que cada palo aguante su vela:

Messi no va a ser nunca el mejor jugador del mundo. Nos deleitará con genialidades un montón de veces, ganará partidos él solito, pero su trayectoria tiene techo. Hay dos factores que así lo sentencian: es irregular y se rompe con frecuencia. Tarde o temprano habrá que conformarse y ver la parte buena: en cualquier momento la monta.

El Sevilla cayó en el primer cruce de la Liga de Campeones, ante un rival al que subestimó. La labor de Juande ha quedado dilapidada en poquísimo tiempo. El actual entrenador del Tottenham es un ganador. Jiménez, por desgracia, parece más bien lo contrario, aunque su labor no era fácil. Los jugadores han perdido la disciplina, el grupo ya no corre como antes, van más por libre, y así se ganan partidos, pero también se pierden. También encuentro en este asunto algo que me agrada: Del Nido no puede sacar pecho, con lo que a él le gusta.

He crecido escuchando que el Real Madrid era un club señor. A nada que fuese la décima parte de lo que lo pregona, el presidente habría mandado a Schuster al infierno hace ya tiempo. El alemán es un impresentable integral. Un borde. Un maleducado prepotente que no acepta la derrota como parte del juego. El problema es que el presidente no da la talla. Futbolísticamente, el equipo juega bien más partidos que el año pasado. Entonces lo hacía uno de cada cinco. Ahora, uno de cada cuatro. Eso no justifica el cambio, y el gasto de dinero ocasionado. Además, el equipo lleva una línea claramente descendente, al contrario que hace un año. Los radicales del buen juego se quedan sin excusas, porque ese buen juego no ha existido más que en contadas ocasiones. Aquí la parte buena para los madridistas es que la Liga la tienen a su alcance, y para el resto que algún día se irá Schuster, y que con seguridad lo hará por la puerta de atrás.

Y por último, Villar. No sé quién lleva razón en el rocambolesco asunto de las elecciones, pero su interminable mandato se ha convertido en una pesadilla. Todavía me atronan los oídos: “No al fulbol”, gritaba. De pocas personas puedo decir que me causen más desagrado al verles en la tele que el señor Aznar: el presidente de la Federación es uno de ellos. Soy incapaz de decir nada bueno de su gestión.