Maracana-1950

29 de noviembre de 2006

Balón de Oro

En los últimos días la prensa deportiva discute si Cannavaro merece el balón de oro. Los más exquisitos del buen fútbol, y también algunos seguidores del Barcelona un poco mal acostumbrados los últimos años, piensan que es injusto que el italiano se lleve el galardón: argumentan sobre todo que es un destructor del juego, y añaden a ese razonamiento incompleto por naturaleza (el fútbol es un deporte en el que se ataca y se defiende), el hecho de que tuvo un mes excepcional pero fuera de ahí no ha destacado.

Yo crecí pensando que lo más importante en el fútbol eran los mundiales, y que los grandes jugadores tenían que destacar ahí por narices. Haciendo memoria me parece claro que Cannavaro fue de lo mejor ese mes de Julio. No falló nunca, recuerdo que sólo le metieron dos goles a su selección, uno en propia meta y el otro de penalti injusto. Y él fue un verdadero baluarte. Pocos más pueden presumir de una actuación tan impecable, quizá solo Buffón (ya me hubiese gustado ver a Casillas parando algo). Zidane por ejemplo jugó bien un par de partidos, y con eso se han rellenado miles de páginas de periódicos. El caso de Beckham es peor porque las llena sin hacer absolutamente nada.

Por eso creo que Cannavaro merecía la distinción.

Es cierto que en el Real Madrid de momento no ha brillado a ese nivel, pero yo creo que es debido a que aún no se ha acoplado del todo a la liga española. En Italia defienden con más jugadores, para ellos lo primordial es no encajar goles, y aquí puede que aún esté desubicado. Oí al comentarista Maldini decir que la temporada pasada en la Juventus tampoco fue excesivamente regular, y eso siempre dudas. Con el estilo de juego de Capello no puede tardar mucho en reaccionar. Pero, sinceramente, a nivel de selección, que es donde más le he visto, siempre me ha parecido buenísimo.

Buffón y Henry han sido excelentes elecciones también. Me falta Deco, el verdadero alma del campeón de Europa. Ronaldinho estuvo indecente con su selección, y eso le descartaba para la lucha. Eto’o ha hecho un primer semestre excepcional, pero lo tenía crudo con Camerún. Quizá Gerrard o Lampard, pero Inglaterra también estuvo nefasta.

¡Vamos Rafa!

No ha podido Nadal con Federer en las semifinales del Masters. El suizo está mejor que nunca, se dice fácil, y el español en los últimos meses parece acusar el esfuerzo. Pese a todo le ha plantado una gran batalla. He seguido el partido por Internet, en una página en la que iban dando el resultado constantemente, y no me ha hecho falta verlo, me lo estaba imaginando. Ha ido siempre por detrás en el marcador, pero eso no le ha impedido estar siempre al acecho, y con un poco de suerte, si llega a ganar el segundo set, yo hubiese apostado por él.

En realidad siempre lo hago, porque no he conocido a un deportista más fiable, más entregado y con tanto pundonor y fuerza mental. Un ídolo absoluto en el que mirarse. Tiene una raza especial, y viéndole jugar uno siente envidia sana de tanta vitalidad y de tanta capacidad para superar obstáculos.

Hace un par de años, cuando ya despuntaba, le vi pasando por encima del francés Clement en las semifinales de la Copa Davis de 2004. Ahí le empecé a descubrír. Luego en la final, frente a EEUU, hizo un partido memorable contra Roddick, y después de perder un disputadísimo primer set, en vez de venirse abajo, como hubiesen hecho muchos otros, empezó la segunda manga como si nada hubiera pasado, con la mismas ganas, para acabar venciendo en cuatro sets. En ese momento ya no tuve dudas, se trataba de un gran campeón y sólo había que darle un poco de tiempo.

En efecto, al año siguiente ya era número dos del mundo. Y este año se ha mantenido. Entre medias dos Roland Garros, record de imbatibilidad en tierra batida, un montón de torneos de gran prestigio, victorias sonadas contra grandísimos jugadores, y único componente del equipo español realmente fiable a la hora de soñar con otra ensaladera.

Pero también mucho desgaste. Ahora le han debido de recomendar que cambie su juego. Sería bueno que mejorara el saque, y que consiguiera dar más golpes decisivos. Todo ello para acelerar los puntos, y con eso reducir el esfuerzo. También para prevenir lesiones. Agota verle siempre pidiendo la toalla entre punto y punto, concentrado antes y después de dar el máximo.

Mi admiración por este tenista, que además es un caballero dentro y fuera de las pistas. Sus gestos de alegría son siempre de auto motivación y nunca de desprecio a sus rivales.

18 de noviembre de 2006

Puskas


Ha muerto Puskas, el húngaro del gol por partido. El jugador que el Real Madrid rescató cuando andaba perdido por Europa, huyendo de la invasión rusa que asediaba a su país. Ese futbolista algo atípico, bajito y con sobrepeso, que le pegaba a la pelota como nadie.

Sus estadísticas son asombrosas, por algo se le nombró el goleador del siglo, y su historia también llama la atención: cuando ya lo era todo en Hungría aprovechó un viaje a España para escapar de la revolución allí impuesta. Le salió caro: veinticinco años de exilio, callado ante los insultos que le llegaban, para no perjudicar a sus familiares que habían quedado allí. Cuando volvió era un héroe otra vez. Entre medias había ganado cinco ligas con el Real Madrid, tres Copas de Europa, e incluso le había dado tiempo a disputar cuatro partidos con la selección española, por ejemplo en el mundial de Chile de 1962, donde, como casi siempre, no tuvimos suerte ni con el sorteo.

Jugó hasta los cuarenta años, pero con dieciséis ya era titular en su equipo, el Kispest, y a los dieciocho debutó con Hungría. Participó muy activamente en aquella selección que era un rodillo en la década de los cincuenta, campeona olímpica en Helsinki en 1952, subcampeona en la Copa del Mundo de 1954 en Suiza, aquel verano en que metieron ocho goles en la primera fase a Alemania, para luego caer con ellos en la final, en uno de los partidos más memorables de la historia. A los ocho minutos ya ganaban dos a cero, pero… de los alemanes no se puede uno fiar, ya se sabe que luchan hasta el final. Desde entonces la sospecha de doping germano en el descanso del partido siempre ha sobrevolado, pero sin pruebas de momento. Aquella Hungría de Kocsis, Hidegkuti, Czibor y Puskas, le había ganado en semifinales a la hasta ese partido invicta en mundiales Uruguay, en la prórroga por cuatro a dos, en un partido histórico. Y en cuartos a Brasil, en la batalla de Berna.

Pero no sólo eso, el año anterior habían retado a Inglaterra, invicta también hasta entonces, aunque sólo en su país y ante equipos de fuera de la isla, a un doble enfrentamiento. En Wembley le metió seis. En Hungría siete. Fútbol total. Quizá la mejor selección de todos los tiempos.

Más tarde vino la invasión rusa, el exilio y la resurrección en la casa blanca, donde estuvo casi diez años, y donde algunos que lo vieron afirman que era el mejor jugador de todos los tiempos.
Después de jugar entrenó, su mayor éxito fue conducir a una final europea al Panathinaikos, contra el inexpugnable Ajax de Cruyff. Pero supongo que para él lo mejor fue poder volver tranquilo a su país, al que incluso llegó a entrenar en la década de los noventa.


Como persona también le adoraban sus amigos, pero esas cualidades tendrán que recordarlas ellos. A los que le vieron les queda ese recuerdo en la retina. Los que no pudimos, nos lo imaginamos rompiendo el balón con el pie y metiéndolo por la escuadra. Y hoy, después de conocer su muerte, queremos recordar a ese tipo que sacó una media de un gol por partido, después de más de veinte años en los campos de fútbol.

16 de noviembre de 2006

Perdiendo el tiempo


Muchos de los que seguimos casi incondicionalmente a la selección española nos sentimos abatidos. Yo al menos tengo la sensación de que con el entrenador actual se ha llegado a una situación irreversible, que sólo puede ir a peor, y que por tanto ahora, permaneciendo en el cargo, lo único que se consigue es perder el tiempo, en vez de reconducir la situación. La Eurocopa se aleja.

La prensa (eso es lo menos importante) no cree en él, los jugadores tampoco, la afición ni hablar…

Del once titular de ayer sólo llamó la atención Silva, dio muy buena imagen y parece jugador de selección. Pero, el absurdo es cada vez mayor: ¿Por qué no llevó a Puerta, que gozó de muchos minutos en el partido decisivo de clasificación en Suecia? ¿Ya no confía en él? ¿Angulo debe ser titular? ¿La defensa Antonio López, Ángel, Juanito y Navarro va en serio? ¿Albiol no cabe ahí? ¿Confía en Morientes o no? Pienso que no hay estilo de juego, ni una buena base de jugadores, ni nada. El vacío más absoluto.

Y el discurso de Luis se hace cada vez más cansino y pesado, llegando a hartar. Pierde un partido, y cuando su amigo, De la Morena, le pregunta si sigue viéndose capaz de sacar esto adelante, él sigue en sus trece: lleva muchos años en esto y por supuesto que se ve capaz, y tal.

Lo peor de todo es la certeza de que el presidente de la federación española de fútbol no tiene capacidad alguna para tomar decisiones. ¿Cuántos años más de Villar nos quedan por sufrir?

Luis debería reflexionar y no anteponer su interés personal al objetivo de tantos españoles: conseguir que algún día España salga campeona de un torneo importante.

15 de noviembre de 2006

El partido de las amenazas

Hay cosas que sólo pueden pasar en el fútbol argentino. Desde fuera parecen anécdotas simpáticas, y lo relacionamos con la pasión desbordante con la que viven este deporte. Supongo que allí no les hará tanta gracia.

De vacaciones en ese inolvidable país, procuré estar al tanto de todo lo que sucedía. Cuando podía, en el desayuno o por la noche en el hotel en que estuviéramos esa jornada, veía las noticias. Un día escuché que se había suspendido en el descanso un partido del torneo de Apertura. Era el Gimnasia y Esgrima La Plata – Boca Juniors. Éstos últimos iban disparados en la clasificación. Pero en el entretiempo ganaba Gimnasia, que era el equipo local, por uno a cero. Su presidente, Juan José Muñoz, debió de ponerse muy nervioso al ver que iba venciendo su equipo, porque después de hablar con el árbitro, Daniel Giménez, éste decidió suspender la segunda parte por amenazas.

Después el Boca perdió un poco de la ventaja que llevaba sobre sus rivales más directos, que eran el River Plate y el Estudiantes, éste último también de La Plata, enemigo histórico de Gimnasia, con quien tiene, como sucede siempre en el fútbol argentino, miles de deudas pendientes de dejarse ganar o incentivar a rivales para perjudicar al vecino.

Hace unos días se ha jugado el segundo tiempo que quedó pendiente aquel día. Se dice que los barras bravas (hinchas radicales) del Gimnasia amenazaron a sus propios jugadores, imponiéndoles que debían dejarse perder, para beneficiar al Boca y por tanto perjudicar al Estudiantes. Resultado final, uno a cuatro para los del barrio de Buenos Aires.

Yo pienso que hay que diferenciar entre vivir al máximo el fútbol (eso incluye para mí desear la derrota del rival), y entrar en temas de amenazas. Por mucho que sean nuestros hermanos argentinos. Eso ya no tiene ninguna gracia.

Décima jornada

Miro la clasificación tras la décima jornada y trato de interpretarla. Lo primero que me llama la atención es ver al Sevilla segundo, el mayor peligro que tiene es que todo el mundo se ha empezado a fijar en él, a decir que es un candidato claro al título, y eso suele traer consigo malas noticias. Deben intentar seguir como hasta ahora. Su odiado vecino lucha agónicamente por salir del pozo, con un Irureta algo perdido en los ambientes del sur. Y Lopera no parece que vaya con su forma de ser.

El Zaragoza vuelve al fútbol vistoso que siempre le ha exigido su afición, de la mano de un Víctor Fernández que fuera de su tierra fracasó, pero que allí se siente como pez en el agua. Estuvo a punto de dar una sorpresa en Barcelona, y seguro que seguirá arriba. En la Copa también tendrá mucho que decir.

A este paso el Getafe va a asegurar la permanencia en la primera vuelta, entre lo bien que lo está haciendo y lo mal que se les está dando a los de abajo ya les saca doce puntos. Quizá el ciclo de Schuster de a su fin este año, si algún equipo grande se atreve a arriesgar con él. Yo lo haría.

No le marchan bien las cosas al Valencia, no es mala noticia si eso sirve para que se le bajen los humos a Quique Flores. Acusa la ausencia de Albelda y de los demás lesionados y no hay buen ambiente en el equipo. No sé si ese entrenador está capacitado para solventarlo, en cuanto el resultado no acompaña pierde los papeles.

Un equipo que parece que le tiene que ir mal siempre, aunque haga bien los deberes en verano, es el Atlético de Madrid. Y los entrenadores buenos cuando llegan a ese banquillo parece que se ciegan. Espero que Agüero siga jugando, no hay ningún motivo para dejarle fuera.

Caparrós es un genio. Dejó un Sevilla hecho y ahora fichando desconocidos pelea cada partido como una final. Los jugadores que están a sus órdenes no saben el tesoro que les entrena. Si en el futuro consiguen triunfar, deberán mandarle algo por Navidad al sevillano.

Otra sorpresa agradable es el Recre, a ver lo que dura ahí.

Villarreal, Mallorca y Celta todavía deben fijar su lugar en la clasificación y en el juego que hacen. Están a tiempo de hacer cosas interesantes o de acabar sufriendo, sobre todo éste último, después de darle a Capello con su misma medicina en el Bernabéu.

Los equipos vascos siguen haciendo deméritos. La Real ha ido perdiendo gas desde el año del subcampeonato, cada año peor, y ahora están muy venidos a menos. Creo que el Athletic se acabará salvando porque tiene buenos jugadores. Pero será difícil que de aquí a unos años no acabe en las arenas movedizas de la segunda división.

Me dice mi amigo Javi que le ha sorprendido el bajón del Osasuna, ya que conservan casi la misma plantilla del año pasado. A mí en cambio me ha parecido algo normal, después del cambio de entrenador. No porque Ciganda sea bueno o malo, sino porque la temporada pasada vivieron en un estado de gracia, un poco por encima de sus posibilidades, gracias a un entrenador que supo exprimir todo lo que tenían. Y en cuanto se ha ido ese entrenador todo eso se ha perdido.

En la mitad baja de la clasificación, como siempre, está el Racing. Luego tendrá un bajón, echarán al entrenador, y acabarán fichando a Nando Yosu. Lo de todos los años.


Respecto a los dos grandes: el Barcelona tendrá que fichar después de tanto infortunio. Me alegró verle el otro día con tanta tensión, es una buena señal de que siguen teniendo ganas de títulos. En cualquier caso, las protestas por el nuevo número de Rafa Guerrero fueron excesivas. Larsson sería un regalo impagable. Pero si viene ahora no sé para qué se fue. El Madrid, a su aire, juega un partido mal, uno regular y otro bien, y no necesariamente gana el día que mejor fútbol hace. Ahora le ha dado por fichar jóvenes, a ser posible sin hacer. Marcelo ya ha firmado, y no conformes con eso van a por uno del River, Higuaín que lleva poquísimos partidos con el primer equipo, y a por otro del Boca, Gago, que no va ni de lejos con el estilo del entrenador italiano. Por si fuera poco disparate, renuevan a Roberto Carlos. Y Villar Mir acechando.

8 de noviembre de 2006

Frank Rijkaard

Cuando acabó el partido de Liga de Campeones entre el Barcelona y el Chelsea, con el empate a última hora de Drogba, y la escena impagable de Mourinho reclamando protagonismo, Rijkaard no pudo más y estalló. Entonces demostró la debilidad del ser humano.

Ahora me cae aún mejor porque le he visto caer, no poder más ante la presión. Durante tiempo pensé que nunca se volvería a mostrar perdiendo los nervios, y que toda la mala leche que tenía en su cuerpo la había expulsado sobre Voeller, el día en que le escupió en aquella jornada mundialista de Italia 90 ya lejana. A partir de ahí su trayectoria era impecable. Ni una palabra mala hacia nadie, sin responder a provocaciones, siempre pensando en cómo hacer mejor las cosas. En ocasiones no ha sido fácil, porque Mourinho las tira con bala, y ahí hay que ser muy cauto. La prueba de que no entrar en esa guerra ha sido una decisión acertada es lo mal que parece sentarle eso al portugués, al menos eso se deduce viéndole sangrar en las ruedas de prensa.

Pero el otro día Rijkaard no pudo resistir. Pensaba que por fin iba le iba a ganar siendo once contra once. Que se le bajarían los humos. Que la clasificación se encauzaba. Todo cayó en un descuento largo pero que se correspondía con las pérdidas de tiempo. Y el tanto del equipo inglés, aunque duela, hizo justicia.