¡Bravo!

Bravo por Alberto, el chaval de Pinto, ejemplo de discrección, de sencillez y de buen hacer. Sufrió lo suyo el sábado, pero lo supo mantener. Muchos ya pensábamos que se nos iba de las manos. No hay que ser tan pesimista, y lo digo por mí. Cuando a los diecisiete kilómetros perdía veintidos segundos, y encima viendo como venía Leipheimer, pensé en 1987, en Roche y en Delgado. Esta vez no, por favor, me dije. En la parte intermedia de la contrarreloj reaccionó (no sé si Armstrong le daría algún sabio consejo, o si me escucharía a mí) y los últimos kilómetros no fueron demasiado agónicos. Luego echaron en la tele las imágenes de la caída de hace unos años. Las recordaba, pero no sabía que eran de él. Después vi a su hermana, verdadera protagonista de los festejos. Me alegré por todos los hermanos, por los padres, por el ciclismo, que parece llegar a un punto de inflexión, a un momento a partir del cual las cosas vendrán mejor. Aunque ahora llegue otro golpe, con Mayo de protagonista. Pero sobre todo lo festejé por él, por Alberto Contador, un tipo que no engaña, mirada limpia y una pedalada detrás de la otra.

Pero no nos debemos olvidar de Rasmussen. Él danés, que yo sepa, nunca ha dado positivo en ningún control. Así que, señores, es inocente. Si se negó a acudir a los famosos análisis, la medida preventiva más lógica habría sido no contar con él para el Tour, y si se ha perdido la confianza, rescindirle el contrato, pero los dueños, patrocinadores o lo que sea del Rabobank han actuado mal dos veces. No sé hasta qué punto la presión a la que se hayan visto sometidos por los organizadores del Tour habrá sido soportable, pero cuando se toma una decisión es para algo, si es que uno se respeta a sí mismo. ¿O Rabobank hubiese entrado en una lista negra? Debemos luchar contra el doping, pero siendo consecuentes.

He oído alguna declaración de Pereiro. Está harto. Piensa que su caso es exáctamente el mismo que el de Contador y que sin embargo a él le han querido privar de la gloria, con gran eficacia por otra parte. No le falta la razón. Pienso que el gallego es un ciclista completo, no un superclase, y que el lugar que le corresponde es el que ha obtenido este año (si no ha ganado ninguna etapa ha sido por el control al que le ha sometido el pelotón), pero esto no tiene nada que ver. El tema de Landis debe resolverse ya, esta demora le hace tanto daño al ciclismo como el propio doping.

Y nada más. Bueno, sí, que me ha encantado este Tour. Y que me arrepiento del artículo que escribí cuando iba a empezar. He recordado 1983, cuando conocí esta carrera con tanto sabor. Lo he hecho gracias a un pedazo de ciclista, que además es de mi ciudad. Gracias.

El Tour

Si no lo veo no lo creo. Rabobank echa del Tour a Rasmussen, que era líder y campeón virtual, a falta de cuatro días para que acabe la ronda francesa. El motivo que ha trascendido, las mentiras del danés para eludir controles del propio equipo, anteriores al inicio de la carrera. No me cabe la menor duda de que hay más, presumiblemente muy grave. Si Rabobank dijera la verdad, serían doblemente ilusos: primero por dejar correr a un tipo en el que no confían, indisciplinado además. En segundo lugar por expulsarle cuando va a ganar.

Así que ayer, cuando Rasmussen movía la mano en la última ascensión, en realidad no pretendía que la moto de la organización se alejase, lo cual hubiese sido bastante grosero por su parte. Simplemente decía adiós a los aficionados.

Bromas aparte, lo de Rasmussen en el fondo es sólo un caso más. Lo peor es la duda que sobrevuela al resto del pelotón. Me cuesta creer que en los hoteles, en esas noches de recuperación, no haya bolsas de sangre rulando de habitación en habitación, medicamentos sospechosos de boca en boca, personajes siniestros repartiendo de todo. El ciclismo es un deporte inhumano, pero esto no es la solución. Y sin embargo, sólo tres casos de doping hasta ahora, en tres semanas de competición… ¿No estaremos exagerando todos? Además, mientras haya tanta gente en la carretera animando a los que pedalean, esto no estará muerto del todo.

Pensaba escribir de la carrera, de lo bien que me lo había pasado estos días delante de la tele, de lo ilusionada que había visto a la gente de nuevo. Como en los viejos tiempos, personas que no siguen el ciclismo me preguntaban a qué hora acababa la etapa, o a cuánto estaba el español del primero. Contador es el principal culpable de eso. Estos días he leído algo de su biografía: de la caída, de los problemas en la cabeza. Se sabía de su potencial, pero por diversos motivos aún era una promesa. Ahora es nuestro hombre Tour. Si no pasa nada raro, ni Evans se sale el día de la contrarreloj, será el quinto español en subir a lo más alto. El sexto, si contamos a Pereiro.

No quiero acabar sin comentar algunas cosas más. Cuando comenzó la carrera, Valverde era nuestra principal baza. Va a salir muy debilitado de ella. Seguramente en sus piernas no esté el Tour, y quizá deba quitárselo también de la cabeza. Tiene potencial para llevarse alguna Vuelta a España, un par de mundiales en ruta, y un montón de clásicas. Esa puede ser una buena motivación. La vida no se acaba en Francia, y si no se puede no hay culpa. En contrarreloj no da el salto, y en montaña no saca tiempo. Y el margen de mejora se le acaba. Es un grandísimo corredor, que debe tener la mente fría cuando calcule su calendario. Si sólo señala el Tour, puede quedarse al final sin nada.

Pereiro ha estado donde le corresponde. Sin escapadas milagrosas esto es lo que hay. Sastre, un poco gris hasta ayer, mantiene sin embargo un buen nivel, pero lejos siempre del éxito. Las comparaciones son odiosas pero me recuerda un poco a Escartín. Pelea mucho pero luego el botín es escaso. El resto de los españoles, fantásticos: Cobo, Arroyo, el Euskaltel casi al completo, han estado en todas las batallas, y se les ha visto más que a nadie.

Pero, otra vez las dudas. ¿Por qué ningún corredor de Francia, el país más puritano al respecto, entre los veinte primeros? ¿Por qué nunca nadie del Discovery da positivo? ¿Irán lor norteamericanos por delante del doping? Malditas, malditas dudas.

"Magic" Contador

No tenía suficiente con la victoria Fernando Alonso. Estaba tan excitado que no se podía aguantar, así que decidió montar de nuevo el circo, saltando como si no hubiese pisado un podio en su vida, y señalando con nula deportividad el desperfecto del coche. Parece mentira que sea bicampeón del mundo y todavía no haya aprendido a ganar, ni a perder. Si se comportara la mitad de bien de lo que conduce, yo al menos se lo agradecería. Pero me temo que ya no está a tiempo de aprender. Algún día, supongo que cuando sólo le queden recuerdos de esta etapa de su vida, es posible que por fin madure y sea capaz de dar consejos a sus nietos de cómo no hay que comportarse en la vida.

Mientras tanto, mantiene a sus incondicionales defendiéndole a capa y espada. Preside esa asociación Antonio Lobato, cuyos comentarios son tan pelotas, partidistas y rastreros que se me hace imposible no cambiar de canal. No he visto en mi vida un periodismo deportivo más ciego que éste, no es ni comparable con los fanáticos del Sport o del As. Eso no quita que este hombre tiene toda la pinta de ser un tío estupendo, pero cuando empieza a gritar y a hablar de “magic Alonso”, del “hijo del viento”, del "rey de la lluvia" y de la madre que lo parió, no lo puedo soportar. No sé que pensará De la Rosa de todo esto, porque al tercer comentarista le veo incapaz de reflexionar algo que no sea parpadear y dejar de parpadear.

Por eso ayer cambié de canal. Por eso y porque me gusta más el ciclismo. Escribí que tenía la intención de no seguir el Tour, pero ha sido inútil. Estoy más enganchado que nunca, viendo a ese Contador que me recuerda tanto a Perico. El pedaleo tan fácil que tiene, sobre todo subiendo, promete grandes éxitos. Tiene toda la pinta de ser un "hombre tour". Además, por las declaraciones que le he oído, parece que éste si piensa con la cabeza.
Así que dentro de poco habrá que dedicarle tiempo a examinar la ronda francesa.

19 de Diciembre de 1971

Acabo de enterarme de la muerte de Roberto Fontanarrosa. En España no era muy conocido, pero sus cuentos y viñetas han sido muy populares en Argentina, su tierra natal. Yo le conocí a partir de un relato que nació de su pluma, y que tuve la oportunidad de leer hace mucho tiempo, cuando aún esperaba que me acabase gustando más la literatura que el fútbol. En esa dura competencia me pasó como a él, la pasión por el balón y la portería contraria no tiene rivales.

De aquel libro sigo recordando los cuentos de Benedetti, Valdano, Cerezales y Fontanarrosa. Había otros autores fabulosos, y quizá si ahora los releyera otra vez, labor que siempre temo, elegiría otros. Pero por entonces no tuve dudas. El de Roberto Fontanarrosa narra las peripecias de unos aficionados capaces de recurrir a cualquier cosa para que su equipo gane un partido decisivo. Lo recomiendo encarecidamente, incluso a los que les cuesta un poco lanzarse a leer, seguro que si son futboleros no se arrepentirán. Se encuentra fácilmente por la red, ahí dejo el enlace:

19 de Diciembre de 1971

Parece que los últimos años del "dibujante", como a él le gustaba que le definieran, aparte de como buen padre, fueron muy complicados, por una extraña enfermedad neurológica degenerativa, que acabó llevándole a la silla de ruedas, e incluso a perder el control de su mano derecha, lo que le obligó a abandonar su trabajo. Descanse en paz el Negro, este gran aficionado al fútbol, hincha hasta el final de Rosario Central, equipo conocido futbolísticamente como "los canallas", uno de los clubes punteros de la ciudad en la que siempre vivió.

Caña porteña

Transcribo una columna de Antonio Serpa, del diario olé argentino, que me ha dejado impresionado. En ella "comenta" la actuación de los jugadores en la Copa América, tras la final perdida frente a Brasil. Mientras en España los periodistas se dedican a echarle la culpa a los entrenadores, sobre todo si ya han caído en desgracia, o a hablar de robo y mala suerte, allá lejos parece que apuntan a los verdaderos protagonistas. Pero esto en concreto me parece una salida de madre. Vamos allá.


Los muchachos estuvieron ahí, eh. Ahí de perder 6-0. Ojo: todos aportaron.

PATO. Se quedó en buenas intenciones. Aquel trompazo a Ayala (débil, una lástima) y poco más.

ZANETTI. Sigue en lo suyo: Fundición Pupi.

AYALA. Cumplió con su parte: perder. Y encima se llevó la Copa Bolivia (¡bo-li-viano! ¡bo-li-viano!). Hagamos las presentaciones de rigor: Ayala, esto es una copa; una copa, éste es Ayala. ¡Correte, Coco! ¿No ves que está vacía?

GABY MILITO. Defensor acorde a la historia del Barsa: malísimo.

HEINZE. Antes que Sorin, cualquier cosa.

VERON. Hay un rumor fuerte de que vuelve a la Selección en cuanto afloje con los besos en la pileta.

MASCHERANO. Un relojito: nunca ganó una final. El nuevo Pupi.

CUCHU. Antes era un toque rubio. ¿Y ahora?

ROMAN: ¡Hay que tener sangre fría para picarla en ese penal, eh! Bah, él podría picar todos los penales de la historia.

MESSI. Parece que tuviera corazón, el pibe. ¡Y eso que es de Ñuls!

TEVEZ. Mete miedo. Y sí, no es para menos.

CRESPO. Un sacrificio enorme, jugó para el equipo. Fingió la lesión porque es un desastre. Ojo, igual perdiste, eh.

PALERMO. Lástima los penales que erró. Ah, ¿no estuvo? Bueh, vale para otro partido. Total, siempre erra penales.

CARRIZO. Se fue llorando. Y claro, ¿sabés lo que es volver a River? Si no ganaste ahora, nene, despedite.

PINOLA. Un crack. ¡De la que zafaste! Igual le costó caro: se casó.

LUCHO GONZALEZ. El reemplazante ideal de Riquelme. Parece pecho frío, pero en realidad es un esquimal. En un iglú. En el Polo.

DIEGO MILITO. Increíble: peor que Gaby.

Brasil, otra vez

Brasil rompió los pronósticos. Con un once titular que despista, al menos a los aficionados europeos, se ha proclamado campeona de América. Este torneo, en el que tradicionalmente ha tenido muchas dificultades, se ha convertido en los últimos años en patrimonio casi exclusivo de los brasileiros, que suman cuatro victorias en cinco contiendas.

Ayer pasaron por encima de los argentinos, que habían estado intratables desde el primer partido. Argentina ha sido favorita en muchos de los últimos torneos internacionales disputados, y sin embargo se ha llevado más disgustos que alegrías. Si exceptuamos los Juegos de Atenas de 2004, el resto ha acabado en decepción. En este caso, sin embargo, parece claro que la opción de Alfio Basile es buena, y que con este grupo hay que seguir en las eliminatorias para el mundial de 2010. Quizá falta algo de carácter sobre el terreno de juego, ese que en otra época hacía que superaran cualquier contrariedad, pero yo al menos no le veo más puntos débiles.

Así que Brasil consigue su octavo entorchado, muy lejos aún de los catorce de Uruguay y Argentina. La fase final del torneo ha sido un calco del disputado hace tres años en Perú. Argentina gana la semifinal con comodidad por tres a cero (en 2004 frente a Colombia, ahora ante México), en la otra Uruguay da un baño a Brasil para después caer en los penaltis, y luego en la final Brasil se crece y les da un buen disgusto a los aficionados de la albiceleste.

Idiomas

Lo que hizo ayer Metzelder, un esfuerzo por hablar en castellano el día de su presentación, es un ejemplo de buen hacer. El alemán está tratando de integrarse desde el primer momento.
La otra cara fue Beckham. En toda su estancia en el Real Madrid, apenas chapurreó cuatro palabras. Él y su mujer estaban pero no estaban, se comportaron siempre como estrellas, no son gente cercana y a mí me resultan repulsivos. Ahora aparecen unas fotos de la pareja que dan vergüenza.

Por cierto, en dicha presentación de Metzelder, Calderón aprovechó para lucir un poco su alemán. Le encanta que sepamos que habla muchos idiomas, y le gusta lucirse. Creo que a eso se le llama vanidad. Sin embargo, fue incapaz de intercambiar unas breves palabras en castellano con Ángel Torres, para no posponer de manera ridícula el fichaje de Schuster durante una semana. Me suena a orgullo. Al presidente del Getafe también le gusta la notoriedad. Prefiero a la gente más sencilla.

Ahora Ángel Torres saca un video para captar socios que al verlo uno siente no haber estado abonado este año para poder borrarse. Busca de nuevo ser noticia, y no le importa para ello frivolizar con lo que haga falta. Como si no hubiese miles de cosas con las que intentar llamar la atención. Me estoy acordando del Mono Burgos saliendo de la alcantarilla. Pero para eso hace falta imaginación.

Y por último, Laporta, Ayer tuvo unas palabras en catalán para Saviola, bastante feas por cierto, en las que ni siquiera le deseó suerte de corazón. El argentino, que ha jugado poco pero bien, es un tipo poco problemático, quizá ese haya sido su problema con Laporta. En cualquier caso, no merecía esa despedida.

Anclado

Mientras Argentina vapuleaba a México (le metió tres, y otros tantos le pueden caer a Brasil), yo sigo, fiel a mi estilo, anclado en el pasado, en la otra semifinal. He leído esta mañana una crónica que me ha gustado mucho, del periodista especializado en fútbol internacional, Ladilslao Moñino, acerca de los enfrentamientos entre Brasil y Uruguay. El primer párrado dice:

"No importa que un fútbol creciera hasta ganar cinco Mundiales, que no cese de parir a los mejores jugadores del mundo, y que el otro, el charrúa, se estancara en el mito de la camiseta y de Obdulio Varela. A Brasil le bailan las rodillas cada vez que vislumbra de cerca la celeste. Es la inmortalidad del Maracanazo, que todavía sigue atornillado en la mente de los jugadores brasileños. La leyenda y la literatura sobre aquel fatídico 16 de julio de 1950 han creado una pesadilla de tal calado que se transmite de generación en generación y todas temen sumarse a aquella tragedia con una nueva derrota ante Uruguay."

Mientras continúe ese espíritu, tendré esperanza.
Viva la celeste siempre.

A seguir esperando

Otra vez los penaltis. Como en la pasada edición y ante el mismo rival, igual que contra Australia en el pase al mundial de Alemania. Uruguay sabe jugarle a Brasil, pero no sabe ganar desde el punto fatídico. Después de un partido épico, que acabó con empate a dos, volvieron a patear mal desde los once metros. Un abrazo desde el otro lado del charco, esperaba escribir hoy sobre el resurgimiento de la celeste, sobre un posible derby rioplatense en la final del domingo, como en los viejos tiempos, pero Uruguay volvió a quedarse a las puertas, de la manera más cruel: Pablo García mandó al palo un penalti que les hubiese metido en la final.

Hasta muy pronto, Londres

Cuando, tras el espectáculo imborrable que dieron Federer y Nadal, les vimos darse la mano en el centro de la pista, como dos grandes campeones que son, me imaginé al español diciéndole: “No hay manera de ganarte aquí”. A lo que el suizo respondía: “Ni a ti en París”.
Están infinitamente por encima del resto, porque si no es inexplicable que jueguen tantas finales entre ellos, pero dentro de esa superioridad, cada uno tiene su superficie predilecta. Federer ganó gracias a que supo salvar dos veces dos ventajas de quince a cuarenta, en los primeros juegos del set definitivo. Seguramente pudo hacerlo porque en hierba tiene recursos para afrontar todo tipo de situaciones.
Pero Nadal lo tuvo muy cerca. Tanto, que su cara al final le delataba, sabía que había hecho el mejor torneo en hierba de su vida, ganándole a rivales de mucho peso, y superando adversidades, pero todo eso no le compensaba. Pensaba en las oportunidades que había dejado marchar, en los dos tie-break perdidos, que le habían impedido adelantarse en el marcador, (ahí el comportamiento de Federer hubiese sido imprevisible) en esos puntos de break del quinto set, en esa maldita rodilla que le había trastocado un poco, cuando más necesitaba la concentración.
A los españoles nos cuesta llegar lejos en Wimbledon. No estamos para perder finales. Pero si algo tengo claro es que en el libro de honor del torneo acabará estando Rafa, que desde ayer debe de tener entre ceja y ceja levantar el trofeo muy pronto. Y éste no es de los que dejan los proyectos a medias.

En la Copa de América todos los partidos de cuartos de final acabaron en paliza. Fue tanta la superioridad de los teóricamente favoritos, que da la impresión de que el torneo empieza ahora. Se han acabado los resultados abultados, las dos semifinales serán igualadas. La primera, entre Brasil y Uruguay, es repetición de la que ya hubo en la última edición. En ella los charrúas bailaron en el primer tipo a sus rivales, para acabar cediendo penaltis y caer en ellos. Los de Dunga van a más, pero no hay favorito. En la otra se enfrentan los dos equipos que han demostrado mayor superioridad a lo largo del campeonato: México y Argentina están ganando con mucha facilidad todos sus compromisos. El enfrentamiento promete porque además supone la venganza del partido de octavos del mundial, donde los “manitos” jugaron más pero Maxi les echó con un gol antológico.
De los partidos de cuartos sólo he visto el que enfrentó a los anfitriones con la celeste. Fue bastante entretenido. Uruguay empezó fuerte, y Forlán falló un par de oportunidades. Luego el dominio se hizo alterno, hasta que, de nuevo Forlán, aprovechó un pase largo y un despiste de la defensa de Venezuela para deshacer el empate. Poco les duró la alegría. Los locales provocaron un par de "faltitas", y en una de ellas Arango empató de un zapatazo. En el segundo tiempo, cuando la cosa andaba un poco aburrida, Pablo García marcó de un gran disparo, y a partir de ahí sólo existió una selección.

Y por último, volvemos a Inglaterra, donde ayer tuvo lugar un nuevo enfrentamiento entre McLaren y Ferrari, y también entre McLaren y McLaren. Esta vez Hamilton no estuvo tan fino, o el coche no le respondió del todo, porque Alonso, que salía por detrás, le sacó una enorme distancia, aunque en puntos apenas se vea reflejado. El campeonato es toda una incógnita, Ferrari acecha, Raikkonen quiere meterse en la pelea, si consigue hacerlo se volverá peligroso, y por tanto no tiene pinta de que se decida hasta el final.
La retransmisión fue entretenida, De la Rosa estuvo inmenso como siempre, ¡qué sencillo y qué buen tipo debe de ser!, Lobato animando el cotarro, demasiado alonsista para mi gusto eso sí, ve conspiraciones por todos lados (el director de "el mundo" debe plantearse ficharlo), y el tercero en discordia, Gonzalo Serrano, ese ya es otro cantar. Parece un niño, pinchando a los demás, diciéndonos que no parpadeemos, hablando con cierta prepotencia. Y cuando acierta un pronóstico ya se pone insoportable...

Julio sin Tour

Va a empezar el Tour, o lo que quede de él, que para mí es casi nada. Sería incapaz de dar una lista de cinco favoritos, y tampoco aseguro que vaya a ver ni una sola de las etapas. Tendrá que ponerse muy emocionante.

A estas alturas ando un poco perdido con tanto doping. Acabo de leer que Petacchi dio positivo en el Giro (ganó cinco etapas), y que se enfrenta a una sanción de un año. Hace unos días un corredor alemán, Jaksche, confesaba haber sido cliente de Eufemiano Fuentes durante dos años. Creo que era el número 20 en su lista diabólica. Rijs dejó bien clarito que durante el Tour de 1996, en el que no parecía él, efectivamente iba hasta las cejas. Las confesiones de Manzano eran tan crudas que al leerlas daban ganar de irse al baño a vomitar.

La lista se hace interminable: de un tiempo a esta parte este deporte está completamente contaminado, y sólo si los corredores (algunos se están animando) deciden dar la cara y confesar todo lo que se meten, y lo que les hacen meterse, habrá futuro para el ciclismo. No soy un puritano, pero se ha llegado a una situación límite en la que es casi obligatorio empezar de cero, y para eso los protagonistas tienen que hablar. Nadie puede hacer ese trabajo por ellos.

Sólo así podremos echar del ciclismo a gentuza como Sáiz o Fuentes, con su pinta de mafiosos y sus hechos que les delatan. Leo con estupor que Eufemiano ha dado una conferencia sobre medicina deportiva en la Universidad. Ese no es el camino. Así que sigo esperando.

Mientras tanto recordaré las carreras de hace unos años, queriendo creer que entonces esto no estaba tan sucio. La época de aquellos equipos: Zor, Hueso, Teka, por supuesto Reynolds. Los años gloriosos del ciclismo, cuando el Café de Colombia de Luís Herrera, el Del Tongo de Saronni, el Carrera de Chiapucci y Poulnikov, el Z Peugeot, La Vie Claire, el Renault, la Gis de Moser, el Alfa Lum de Marino Lejarreta y Múgika o el Ariostea. Cuando el verano giraba en buena parte en torno a las pedaladas de mis ídolos.

Notas de verano

Se va el niño, para hacerse hombre. Me cae bien porque es de los que sienten los colores. Como Raúl, Puyol, Tamudo y poquitos más. Era necesario, porque ya no crecía en el Atlético, ni el equipo con él. Falta ver cómo caminarán solos, aunque Torres en el Liverpool estará protegido por el clan español. El estilo inglés le va, el del Liverpool no tanto. Y los rojiblancos se quedan sin su única imagen. Esta temporada, aunque se dice siempre, es clave para los del Manzanares. Otro fracaso más sería demoledor, ya sin nada a lo que aferrarse. Aguirre merece esta segunda oportunidad, pero ya le toca ofrecer algo a la afición. No sé si jugadores como Luís García le van a sacar de la mediocridad.
Me imagino a Fernando dentro de un rato llorando a lágrima viva porque se va del equipo de sus amores, al que quiso hacer campeón y no pudo.

Que a los ingleses les cuesta romper tradiciones no es noticia. Pero esta vez se han pasado. Con el torneo de Wimbledon retrasado, y previsiones de lluvias para esta semana, se negaron a jugar el domingo, sólo porque nunca juegan ese día. Y otra cosa: con el dinero que tienen podrían cubrir alguna pista. Pero no, para eso son anglosajones, al parecer una raza superior. Para ganar el torneo, Nadal tendrá que jugar ya todos los días. Pero, ojala me equivoque, esta situación tiene que haberle descentrado totalmente.

La Copa de América sigue su curso, ya parece claro quienes jugarán los cruces, pero no tanto los rivales de cada uno. Venezuela, Perú y Uruguay están clasificados, y en teoría les acompañarán México, Brasil, Chile, Argentina y Paraguay. Sigo pensando que el torneo será para la albiceleste, que con el Coco parece haber vuelto a tomar el camino correcto. Pero habrá que esperar a ver cómo queda el cuadro exactamente para apostar con mayor claridad.