Maracana-1950

31 de agosto de 2006

Última hora

No puedo entender que a escasas horas para que acabe el plazo de inscripción de jugadores un equipo como el Real Madrid esté en estado de permanente trueque. Adriano por Ronaldo, cuando en el mundial el primero parecía un clon de Ronaldo, solo que aún más desganado y bastante torpe. Alves por Cicinho, pagando encima el equipo blanco, siendo Cicinho el que es convocado por la selección brasileña. Caso sangrante además, porque cuando ha jugado lo ha hecho bien, demostrando que tiene garra, profundidad y que llega hasta la línea de fondo. Llega Reyes, buen jugador, pero se va Baptista, sin haberle dado tiempo a explotar, pero con toda la pinta de ser más que aprovechable en esta segunda temporada, llegando desde atrás y con mucho gol. Ninguno de esos tres cambios me parece aceptable.

Por último, se habla de Ayala por Helguera. Eso si que sería un exitazo. Ayala siempre ha dado la impresión de ser un amor imposible para el Real Madrid. A mi me parece un central como la copa de un pino, un jugador de los que merece que se haga un esfuerzo grande por él. Si el Valencia da el visto bueno, su presidente Soler dará otro ejemplo de mala operación, después de pagar lo impagable por Joaquín. Las carcajadas de Lopera aún se oyen en los alrededores de Sevilla, e incluso en Albacete. Lo peor es que cuando se dio cuenta de que la oferta era irrechazable encima trató de amargarle al jugador antes de dejarle marchar.

Malas noticias, están volviendo muchos jugadores nacionales a la Liga española sin haber triunfado en el extranjero. Del Horno, Reyes, Morientes… Aquí están mucho más protegidos, y fuera parece que no son capaces de responder a lo que se espera de ellos. Da la impresión de que los equipos en los que han estado no les van a echar de menos. Es un mal síntoma. Esto debilitará a la selección si cabe más aún.

El otro día vi la final de la Supercopa europea. Siempre me ha dado la sensación de que el Barcelona acude a ese tipo de citas con un optimismo desmedido, y que luego las finales a un partido no las juega bien. Recuerdo los días anteriores a la famosa final de Sevilla con el Steaua, parecía que ya había ganado, o la euforia anterior al 4-0 que le endosó el Milán. Ni siquiera a la Sampdoria se la ganó con un poco de suficiencia, siendo muchísimo más equipo. Contra el Arsenal venció por varios motivos, pero en ningún caso hizo un gran partido. Remontó a última hora a un rival con diez jugadores totalmente encerrado atrás. Es verdad que debieron pitarle un penalti a favor en el primer tiempo, pero me quedé con la sensación de que sin ese golpe de suerte final ahora seguiríamos hablando de urgencias históricas. Sólo con que Henry hubiese estado acertado habrían vencido los ingleses.
Antes del partido se habla siempre de un súper equipo, de un Barcelona que arrasa, y luego finalmente parece que les tiemblan las piernas. Me hace recordar un poco a la selección española.
Eso por no hablar del Barcelona de baloncesto, a quien le vi perder una final hace unos veinticinco años contra el Banco de Roma, y luego muchas más, contra Yugoplástica, Olimpiakos, Panathinaikos, y quien se pusiera delante.


Por último, me imagino que el avión con Cesc, Robben y Kaká estará a punto de aterrizar en Madrid.

25 de agosto de 2006

Fuego

Este comentario es de la semana pasada pero por error no lo había incluído hasta hoy.

Este mes parece que no avanza, en medio de malas noticias y de las ansiadas vacaciones. La península ibérica sigue su camino sin retorno hacia el desierto que será dentro de poco. No llueve, se construye sin parar, tanto urbanizaciones como campos de golf, y sobre todo en las zonas en las que dentro de nada una gota de agua será un tesoro. A eso le llamo yo tratar de vivir por encima de nuestras posibilidades. Y por si fuera poco, Galicia se nos quema, víctima en el mejor de los casos de la ignorancia o el descuido, y en el peor, de odios, rencores, venganzas o afanes especulativos denigrantes. Un amigo me reenvía un correo de una chica que conoce de Coruña: está desesperada de ver incendios uno detrás de otro. No me imagino prendiéndole fuego a un bosque, sería una de esas cosas que no podría hacer nunca en esta vida. Ver esas aldeas gallegas, de las que conozco algunas, llenas de humo y fuego es tan triste que prefiero no seguir escribiendo sobre eso.

En la frontera entre España y el mundo está Maragall, que se fue al pueblo más pequeño de Cataluña, donde en el referéndum por el Estatut venció la abstención, y hubo los mismos votos afirmativos y negativos, a decir que la labor del Estado en Cataluña pasa a ser residual. Supongo que la visita en el pueblo causaría cierta estupefacción. La palabra residual que utilizó le descalificaría como político si no lo hubiese estado ya, después de sobresaltarnos cada día con declaraciones contradictorias y a veces incomprensibles. Volvió a repetir que nunca encontrará Cataluña tanta comprensión y actitud positiva hacia el diálogo como con el gobierno central actual. Sólo espero que Zapatero no vuelva a encontrarse con un aliado de este tipo.

Internacionalmente, Israel sigue dando pasos adelante, anteayer amenazaba con disparar a cualquier coche que se moviera por el sur del Líbano, así que adiós a la ayuda humanitaria. Ayer la amenaza se extendía a cualquier persona que saliera a la calle, así que adiós a ir ni siquiera a por el pan o el papel higiénico. Al final van a conseguir atemorizar a medio mundo. Por otro lado, una operación policial en el Reino Unido nos libra de que varios aviones estallen en el aire, lo cual habría tenido consecuencias imprevisibles, pero esperamos con cierta seguridad que hoy, en forma de atentado en algún lugar desdichado, desgracia natural o simplemente más muertos en Irak nos entretendremos viendo las noticias mientras cenamos. Lo malo es que algún día se nos atragante. Mientras, bajemos tranquilos a tomarnos un refresco con la fresca por la noche.

La realidad que nos rodea es mala, pero hay que tratar de separarla de la realidad de cada uno. Se puede tratar de ser feliz en medio de este sinsentido.

Guti, por ejemplo, parece que lo intenta cada verano. Dicen que ha dado su visto bueno a ser traspasado al Atlético. Es un buen jugador, desde luego, de los que suenan todos los años en pretemporada. Al final siempre se queda, juega algunos partidos, y en varios de ellos hace algún pase decisivo. Pero no será un jugador recordado dentro de unos años, teniendo capacidad para serlo. Si se atreve (no creo) a dar por fin el paso, quizá Aguirre le haga dar el salto de calidad.

El Barcelona continúa su pretemporada estelar, entre astronautas, entrevistas y bolos. Ha fichado bien, pero no debe perder la perspectiva. A Rijkaard, que parece navegar en medio de una tranquilidad que roza el pasotismo, sin embargo da la impresión desde la distancia que no se le escapa nada. Su modelo es arriesgado, Eto’o le pidió más vacaciones y se las dio, no sanciona a los que llegan tarde a los entrenamientos, no parece creer en el castigo. Si Capello se enterara…

En la fase previa de la Champions los equipos españoles están teniendo rivales más complicados de lo que parece. No veo nada clara su clasificación. Por cierto, este año en abierto sólo veremos un partido a la semana, no sé por qué, pero parece que siempre va todo a peor. Dentro de poco pondrán publicidad en medio de los partidos.

Por lo demás, ya queda poquito para que vuelva la Liga, y con ella el Carrusel Deportivo, que son ahora mismo los grandes momentos de radio del año. Me lo paso en grande escuchándolo, cuando no se ponen pesados. Ya sin mi admirado Iñaki Gabilondo, ahora en la tele, y sin mi querido José Luis Velasco Albacete, primero apartado y después tristemente fallecido, de la radio me queda Paco González como periodista del que más me gusta su manera de trabajar. Le encanta lo que hace y eso se nota.

Señor Presidente

Decir que a Laporta le importa algo la selección española sería exagerar. Le da exactamente lo mismo y no creo ni que vea sus partidos. Pero debería atenerse a las reglas del juego, sobre todo cuando está dentro de él, y no buscar trampitas. En todo este asunto Xavi y Puyol han tenido una actitud no condenable, pero tampoco han salido fortalecidos. Cuando Laporta llegó al cargo prometía mucho, pero tiene detalles feos, dentro de una buena gestión deportiva. Su excesiva catalanidad le aleja de los barcelonistas que no viven allí, y eso no es una buena noticia. Ahora dice que para los próximos años apuesta por un Barcelona más poliédrico. Quizá sea buena idea, pero no sé que significa.

Ramón Calderón dijo que se quedaría con todo lo positivo de la era de Florentino, y que mejoraría sus errores. Ha fichado a Diarra tras conseguir que el jugador se declarara en rebeldía, táctica frecuente del anterior presidente. Debe ser que esa era la parte buena de la anterior junta directiva.

Lamikiz no hizo nada por mantener a Valverde en el cargo, tras un año de muy buen fútbol en San Mamés. Hizo una apuesta personal, Mendilíbar, que había hecho un buen trabajo en el Eibar pero que no tenía experiencia en primera. Le salió mal y volvió a lo seguro. Clemente le salvó del descenso, pero no se lo ha agradecido. Dispuesto a volver a sacarse a un entrenador de la chistera, ahora ha contratado a Sarriugarte. Ya le veo a mediados de temporada tanteando a Sarabia.

Quique Flores echa del entrenamiento a Kluivert. No entendí ese fichaje el año pasado, teniendo ya a Villa, y siendo un jugador en clara decadencia, y con problemas por sus salidas nocturnas. No jugó casi nada en todo el año. Ahora el Valencia ficha a Morientes, otro nueve claro, pero Kluivert sigue allí. Eso sí, humillado. Juan Soler, el presidente, está dispuesto a pagar 24 millones de euros por Joaquín. A eso le llamo yo fichar caro.

24 de agosto de 2006

Músculo

Ayer vi un rato al Real Madrid, en el partido con el Anderlecht (cualquier tiempo pasado fue mejor para los belgas), y lo hice a pesar de que la pretemporada no es mi fuerte, y de que tenía un libro entre manos muy interesante. Pero había que ver esos fichajes.

En defensa no creo que les vaya mal. Cannavaro de jefe, Ramos aprendiendo a su lado, R. Carlos, esta vez sí y porque no le queda otra, trabajando duro, y, supongo, Cicinho finalmente, forman un buen cuarteto, que tendrá que amoldarse, pero el entrenador italiano trabajará duro en ello.

El centro del campo es insuperable físicamente. Emerson y Diarra. Conociendo a Capello, seguro que se queda con ganas de traerse a Camoranesi, pero desde luego por lucha y brega no va a ser. Recuerdo que en su época anterior jugaba con un 4-2-2-2, y en esa posición me parece que estaban Redondo y Seedorf. Tenían más calidad.

Si mantiene ese esquema, la segunda línea de dos parece destinada a Beckham y Raúl. Si llegara Reyes, cuyo fichaje se enfría, y Raúl no respondiera (es decir, si no mete seis o siete goles en los primeros diez partidos), supongo que éste último acabará en el banquillo, y una vez ahí no sé si saldrá. Sería casi el final de un gran jugador, al que sólo le ha faltado un título con la selección. Pero no seré yo quien entierre a un tipo con esa garra.

Y arriba Van Nilstelrooy es una incógnita. Pero yo si fuera madridista tendría muchas esperanzas puestas en él. Y Cassano parece otro jugador distinto al del año pasado. Supongo que Ronaldo se acabará yendo, pero el Milán no será tan iluso como para cambiarlo por Kaká, con la diferencia de edad que hay. Yo creo que el Madrid hará caja, y con ese dinero fichará a otro jugador contrastado.

En fin, la Liga al final es una caja de sorpresas, y a estas alturas es impredecible saber qué va a ocurrir. Parece imposible arrebatarle el título al Barcelona, porque está jugando mejor que nunca y se ha reforzado muy bien, pero las circunstancias cambian. En cualquier momento Eto’o monta un lío y puede haber crisis. Habrá que mantenerse a la expectativa.

A por la medalla

Empieza el mundial de baloncesto.

Hasta ahora todo han sido pruebas. Nueve partidos amistosos, que se han contado por victorias, aunque casi todas en casa, ante rivales en pruebas y con pocas ganas de dar guerra. Una primera fase en un grupo sencillo, sólo con Alemania como rival de entidad. No se ha podido hacer mejor de cómo se ha hecho, pero es que no se ha hecho nada de verdadero valor.

Toca el vértigo, lo que se nos da tan mal. Cara o cruz, y no vamos a tener ningún rival fácil. Serbia, como buenos balcánicos, son capaces de todo. De meternos triples con un ochenta por ciento de efectividad o de no dar una a derechas. Conviene que no se animen, dejarles claro desde el principio quien manda. Defender bien, pelotas dentro a Gasol para que machaque, no dar la impresión de que tenemos miedo. Entonces puede llegar una victoria asequible.

Luego el resto va a ser complicadísimo. Italia, Lituania, Eslovenia, Argentina, Turquía, Grecia, o EEUU son todas de cuidado. Éstos últimos se lo han tomado muy en serio esta vez, y no sé si estarán al alcance de las demás. Griegos e italianos son malos clientes siempre, y se nos dan mal. Los argentinos tienen raza y para ganarlos en competición hay que sudar sangre.

Pero hay equipo, así que tiene que haber esperanza. Garbajosa está en un momento increíble, Navarro y Calderón tienen calidad y experiencia, Jiménez siempre cumple, y el banquillo está aportando cosas. Deben seguir haciéndolo, para no dejar todo a los cinco de siempre. Si Rudy ha metido los triples hasta ahora, no tiene por qué empezar a fallarlos, si Sergio Rodríguez ha tenido desparpajo, debe mantenerlo. Quiero confiar en esta selección, que hace dos años en Atenas tuvo verdadera mala suerte.

El balance de la selección española, para bien o para mal, será por lo que haga desde el partido de octavos. Mucha suerte.

Ferrero

La semana pasada Juan Carlos Ferrero estuvo a punto de volver a ganar un torneo importante, bastante tiempo después de su último éxito. Es una pena que al final Roddick le arrebatara el triunfo del Masters Series de Cincinnati, pero viéndole golpear la pelota otra vez con esa confianza que le caracterizaba parecía intuirse un resurgimiento que se está haciendo esperar ya demasiado tiempo.

Ferrero se hizo famoso en el año 2000, cuando, con una sangre fría casi heladora y una calidad que nos sorprendió a todos los aficionados al tenis nos llevó a ganar por primera vez la ensaladera. Sus victorias sobre Rafter, que estaba en un momento excepcional, y con el cual mantuvo un duelo titánico, salvando el saque a base de bolazos a las esquinas, y la última sobre Hewitt, un gladiador que no da un punto por perdido, están en la historia de nuestro tenis.

Pero no eran sus primeros grandes partidos. Ya había jugado y perdido una semifinal gloriosa de Roland Garros ese mismo año frente a Kuerten (al mejor Kuerten), semifinal que repetiría al siguiente año con idéntico resultado. Y durante la Copa Davis se había convertido durante el año en un baluarte, con la victoria por ejemplo ante la difícil Rusia.

Después del sonado triunfo del 2000, y tras quedarse cerca (aparte de las dos semifinales perdió una final ante un Alberto Costa en estado de gracia), consiguió lo que parecía uno de sus sueños: la victoria en el gran torneo francés. Durante varias temporadas mantuvo un nivel altísimo, con un juego basado en la seguridad en el golpeo, la derecha fuerte y colocada, el revés a dos manos y una mentalidad muy fuerte. Estuvo incluso a punto de ganar el Masters, y se iba acercando al número uno mundial.

Lo consiguió mientras disputaba el Open USA de 2003. Llegó a la final siendo ya el mejor jugador del mundo, y oyéndole hablar durante esos días, daba toda la sensación de que ese sí que era el gran sueño de su vida. Pero le duró poco. Roddick (otra vez él), le ganó la final con demasiada facilidad, y pronto empezó a dar signos de debilidad. Aparte tuvo lesiones que le minaron, y finalmente se fue convirtiendo en un jugador más, que ganaba partidos igual que los perdía, que tiraba muchas pelotas a la red, que no remontaba con facilidad, que perdía casi siempre los puntos importantes.

Por eso el Domingo pasado, cuando le tocó como rival Roddick, después de ganar nada menos que a Nadal, pensé que si ganaba podía cerrarse un paréntesis iniciado con aquella derrota del 2003. No pudo ser, pero yo sigo teniendo la esperanza de volver a ver a ese jugador seguro, que la ponía en la línea, que no fallaba casi nunca. Ojalá sea muy pronto.

9 de agosto de 2006

Lluvia en Hungría

Me lo pasé en grande el Domingo pasado viendo la carrera de coches. Normalmente me resultan un poco tediosas a partir de las primeras vueltas, pero esta vez no hubo tregua. Nada de zapping, hora y media atento delante de la tele.

Siempre le doy vueltas a cómo hacer los deportes un poco más entretenidos, sin perder su filosofía, el espíritu que llevan dentro tras muchos años de competición. Por ejemplo, en ciclismo ya comenté que las grandes vueltas las reduciría a dos semanas, en tenis acortaría los sets en uno o dos juegos (a cuatro o cinco), ya que el inicio de cada set, menos el primero, es un poco aburrido. En fútbol mi amigo Pedro me comentó una vez que oyó a su querido Butragueño decir que en vez de lanzar penaltis al acabar las prórrogas en empate, podría jugarse directamente un tiempo suplementario, quitando cada cinco minutos un jugador de cada equipo. Sería divertido ver a los entrenadores con mentalidad defensiva quitando los delanteros, luego a los centrocampistas. Y a otros tipo Cruyff, cuando entrenaba en vez de hablar tanto, quitando a los de atrás. Ya me estoy imaginando un cinco contra cinco, con Luis Aragonés dudando si quitar a Raúl o dejarle.

Con esto quería ir a que en Fórmula 1, que es de lo que quería escribir hoy, creo que sería buena idea inventar un sistema para simular lluvia en todas las carreras. No siempre, claro, sino alternándola con momentos de piso seco, para convertir las carreras en un caos continuo, sería mucho más dinámico, y entonces si que no podríamos parpadear ni un momento. Parece una locura pero para mí la locura es no hacerlo.

Yo que no soy para nada especialista en este deporte, hasta el otro día pensaba que los mejores pilotos eran a la par Schumacher y Fernando Alonso. Y que Raikkonen más o menos estaba a su nivel, al menos cuando se centra. Al resto los veo por detrás, todos mucho más irregulares. Pero desde el Domingo no tengo dudas, para mi Alonso es el mejor piloto con diferencia, hace cosas que no hacen los demás, tiene más clase que ninguno. Se jugó el campeonato haciendo unos adelantamientos impresionantes, me gustaría volver a ver esas primeras vueltas, pero desde su coche. Parecía Senna.

Es una pena que me caiga tan mal, siempre tan prepotente, le encanta decir que ha ganado fácil, que no le ayuda nadie en su equipo, que no le debe nada a nadie. El otro día me extrañó que después de la avería no saliera pegando patadas a los que tenía cerca, o que no se fuera directo a ahorcar a los técnicos. Como si ser tan sincero fuera una cualidad. En eso debería aprender de De la Rosa, todo un caballero. Debe de ser que no se puede tener todo en la vida. Y además, se supone que a los deportistas hay que medirlos sólo por lo que hacen, no por lo que dicen.

8 de agosto de 2006

Pedja


Llevo varios meses tratando de no escribir esto pero no puedo más. Me da grima ver a Mijatovic, es superior a mis fuerzas. Me pregunto si tendré que aguantarlo mucho tiempo en escena, con esa gomina, esa forma de hablar… No lo soporto. Y su presidente lleva el mismo camino.